El Parque Nacional Ruaha, una amplia extensión de sabana agreste semiárida, es único por muchos motivos. El primero es su tamaño: es uno de los mayores parques de África. Con 12 950 kilómetros cuadrados de sabana indómita y frecuentemente inaccesible, hay espacio de sobra para la enorme población de elefantes, las manadas de antílopes y gran cantidad de predadores.
Ruaha se encuentra en la zona de transición entre los ecosistemas de África septentrional y oriental. Aquí la gacela de Grant y el infrecuente kudú aparecen al sur, en la sabana de acacias, mezclándose con la vida salvaje de la franja de miombo que cruza África meridional. Se aprecia la misma dualidad en las aves, con muchas especies de las zonas meridional y oriental.
El centro neurálgico de la región es el río Ruaha. Tras la temporada de lluvia, sus profundas aguas marrones y las de sus múltiples afluentes proporcionan el tan necesario sustento a la tierra y sus habitantes. En la estación seca el río se reduce a un puñado de balsas y orillas arenosas donde los antílopes sedientos se juegan la vida para humedecerse la seca garganta. Acechados por manadas de leones hambrientos, furtivos leopardos y veloces guepardos (chitas), es comprensible que se muestren nerviosos. Incluso cuando las sedientas criaturas llegan al agua se arriesgan a caer en las fauces de los cocodrilos. Es increíble que los antílopes se atrevan a acercarse.
Teniendo esto en cuenta recomendamos visitar el parque durante la temporada seca, cuando los animales se concentran alrededor de las últimas balsas, los herbívoros hambrientos mantienen corta la hierba y los predadores parecen estar de caza constantemente.
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